Háblale al bebé nada más llegar
Una de las formas más fáciles de familiarizar a tu hijo con las voces y el lenguaje es hablarle.
A lo largo del día, en cuanto se despierte, háblale. No hace falta que utilices onomatopeyas ni galimatías: háblale de verdad, adoptando un ritmo más tranquilo y una entonación un poco más cadenciosa.
Es el famoso «parler nourisse». Utilizar vocabulario cotidiano estimulará al bebé familiarizándole con el lenguaje y el vocabulario. Su atención se centra de forma natural en su entorno directo, por lo que es una forma de exponerles al lenguaje desde el nacimiento.
Esto participa activamente en el desarrollo de la comprensión de los niños.
Cántale canciones y rimas infantiles
Cuando mamá o papá le cantan una canción, los músculos cigomáticos del bebé suelen empezar a hormiguear.
Ocurren dos cosas:
- Reconoce la voz que canta.
- El ritmo de la letra y la melodía le cautivan
Es simplemente un momento agradable para él. Es más, en cuanto crecen y empiezan a tartamudear algunas palabras, los niños suelen intentar captarlas al mismo tiempo que sus padres (en su idioma incipiente).
Otro consejo es añadir signos y gestos a la letra de las canciones. Poco a poco, tu pequeño captará las palabras al mismo tiempo que tú. Este es el comienzo de la adquisición del lenguaje (corporal) y de las habilidades comunicativas de tu pequeño.
Juega con tu hijo
El juego es un vector de aprendizaje, en todas las edades.
El placer que proporciona facilita la asimilación. Además, cuando jueguen juntos, no duden en nombrar todos los objetos que les rodean o que intervienen en sus juegos. De este modo, el bebé pasará directamente al hormigón aprendiendo el nombre de todo su universo cercano.
En estos momentos, padres e hijos deben “conversar”. Al menos, los pequeños empezarán a imitar el fraseo o articulación de sus padres. Este es un método excelente para animar al bebé a decir palabras reales, elegidas, estructuradas y articuladas.
La ventaja de los juegos es que se pueden adaptar a todas las edades. En concreto, las actividades compartidas con los niños son una buena manera de enriquecer su vocabulario, sin sentir limitaciones de aprendizaje.